Con la finalidad de que los "Tesoros Humanos Vivos" de nuestra zona pudiesen transmitir todos sus conocimientos y enseñar sus oficios ancestrales a las nuevas generaciones, es que el Servicio Nacional del Patrimonio Cultural del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio de la región de Antofagasta, en conjunto con el Área de Turismo de la Corporación de Cultura y Turismo, dependiente de la Ilustre Municipalidad de Calama, organizaron una itinerancia por las escuelas de los poblados del Alto El Loa.
La actividad que se llevó a cabo en el marco del " Mes del Patrimonio Cultural 2018", tuvo gran aceptación en la comunidades educativas visitadas, siendo los niños los más felices y entusiasmados en aprender las patrimoniales técnicas de la destaca artesana de Santiago de Río Grande, Elena Tito y del reconocido cultor de Toconao, Alejandro González.
La Encargada del Patrimonio Inmaterial del Servicio Nacional del Patrimonio Cultural de la región de Antofagasta, Verónica Arévalos, explicó que "el objetivo de estas itinerancias era poder desarrollar en los estudiantes un reconocimiento a los cultores que tienen la distinción de 'Tesoros Humanos Vivos', distinción que es otorgada por el estado a aquellas personas portadoras de tradición".
Por su parte, la Encargada del Área de Turismo de la Corporación de Cultura y Turismo de Calama, Claudia Mondaca, precisó que "la corporación está muy contenta de poder haber apoyado esta iniciativa tan importante, ya que consideramos que el turismo es transversal a muchos temas, entre ellos, la puesta en valor del patrimonio que es indispensable para explicar nuestra propuesta turística".
La iniciativa llamada "Itinerancia de los Tesoros Humanos Vivos" llegó hasta la Escuela G-52 San Francisco de Chiu Chiu, a la Escuela E-20 "Nuestra Señora de la Candelaria" de Caspana, a la Escuela G-17 San José de Ayquina y a la Escuela G-23 Pukará de Lasana, donde los estudiantes hicieron esculturas en greda y piedra volcánica, y aprendieron a tocar el acordeón.
Tito comentó que "la actividad fue muy buena, yo trabajé de lleno con ellos. Fue muy bonito venir a los pueblos del interior y enseñarle a los niños estas técnicas ancestrales. Para mí fue un privilegio que me invitaran a participar".
"La experiencia que tuve con los niños en las escuelas fue muy bonita, porque pusieron atención a lo que hago, tanto en el trabajo con la piedra y cuando toqué el acordeón", dijo González.
La evaluación de la actividad fue muy positiva y además cumplió con el objetivo de poner en valor las tradiciones, las costumbres y las técnicas ancestrales que han cultivado algunas personas de la provincia de El Loa.